NATXO ARTUNDO | ELCORREO | 03/01/2018
La banda alavesa publica su tercer álbum, en formato de trío, con el que amplían su paleta de estilos.
Leño, Enemigos, Piratas, Hellacopters o Turbonegro eran algunos de los referentes de un grupo que daba sus primeros pasos allá por 2003, tras la unión de cuatro músicos bajo la denominación Rockaina. Después de muchas actuaciones y ensayos, con toda una historia común, llega 2014 y la guitarra de Ángel ya no puede compatibilizar su labor aquí y en Gatillazo. Tampoco su voz posee el don de la ubicuidad, así que su labor como diseñador y la banda de Evaristo Páramo se llevan el gato al agua.
Tras la marcha del bajista Porrax -a Zarpazo a Cicatriz- son Iñaki (guitarra y voces), Pasivo (batería, coros y percusiones) y Mister X, Benn (bajo y coros) quienes se ponen como meta funcionar como un sólido trío. Pasa un año y ahora es el momento en el que los dos primeros álbumes -‘En el aire’ y ‘La mejor mierda’- cuentan con un más que digno sucesor: diez temas bajo el paraguas ‘Rockaina 3.0’.
«Queríamos hacer que el nombre de la banda y del disco estuvieran integrados, porque antes éramos cuatro y ahora, tres. También, por ser el tercer disco, una cosa nueva», explica Pasivo, miembro fundador de la banda, que llegó a tener incluso una quinta componente ocasional, Plum. Pero ahora todo es en base tres.
De la mano de Rock Izar Records, el trabajo ya ha llegado a puntos de distribución físicos y digitales. «Ahora queremos que se nos vea de cara al público y la idea es hacer una gira lo más potente posible, hacia primavera y verano», indica el hombre de las baquetas, que también ha buscado un potente sonido, junto asus compañeros.
Ahí está, por ejemplo, ‘El hijo prófugo’, donde reúnen a Supermán y ‘Breaking Bad’ en el mismo tema. «Nos llamamos Rockaina, así que va bien», comenta. «Hemos intentado abrir el estilo al rock desde los 70 hasta ahora y también decir lo que nos apetece en las letras. Aquí este Supermán hipotético se aburre de su trabajo de superhéroe y se va de fiesta. Empieza con un sonido a lo Red Hot Chili Peppers pero el final nos recuerda a Black Sabbath. Hay otras más al estilo de Led Zeppelin o Muse y letras que van desde el amor a una distopía futurista», expone Pasivo.
En general, el enfoque de la banda ha apuntado hacia «unas bases más potentes, ahora no hay tantos arreglos de guitarra y buscamos que todo suene más contundente». Entre los cambios, también recuerda el batería que «la voz de Ángel era muy personal» y subraya la apuesta por la potencia de la base del grupo, que le pilla bien de cerca. «He acomodado mucho la forma de tocar: antes hacía ritmos con más breaks y redobles. Ahora, tanto el bombo como las cajas están más presentes. Igual en el caso del bajo», señala.
El responsable de las frecuencias graves, londinense a la sazón, «ha aportado ideas nuevas. Tiene mucha cultura musical, como Iñaki. Benn lo ha interiorizado todo muy bien y ya suena a trío, nos solemos repartir los coros entre los dos».
El álbum ha sido grabado, mezclado y masterizado en Rock Izar Studio de Durango en mayo del pasado año. Y el responsable del registro sonoro, así como de la masterización y producción, ha sido Ibon Larrañaga. En los aspectos visuales, el diseño gráfico es obra de Nico Aguado y las fotografías del grupo se corresponden con la óptica de Nekane Fernández Ortiz de Landaluce.
Pero aún hay más. Pasivo -un mote que le cayó en la infancia- asegura que ya hay unos cuantos temas nuevos, preparados para el siguiente disco. Rockaina está cocinando.